domingo, 19 de junio de 2011

Breve explicación de porqué esta revolución es necesaria

1. Porqué esta democracia se ha convertido en ilegítima

Un sistema se convierte en ilegítimo cuando la oligarquía que gobierna olvida sus deberes ciudadanos y abusa del poder depositado en sus manos para aprovechar a la minoría poderosa.

En nuestro sistema se han producido dos tipos de abuso:

1. Los abusos que nos condujeron a la crisis,

2. las medidas abusivas para “sacarnos” de la crisis.

Una cuestión debe quedar clara antes de continuar: el poder reside en el pueblo. Por tanto, el pueblo no necesita tomar el poder. El pueblo sólo necesita barrer de las instituciones a los que han secuestrado la soberanía popular.

Esta crisis no habría sido posible ni habría tenido la intensidad que tiene sin el sistema partitocrático consagrado por las instituciones nacidas de la Constitución de 1978 (Véase el art. 6). El voto encubre la nula capacidad de decisión real de la ciudadanía. Las elecciones no son más que un cheque en blanco para el partido que gana o termina por gobernar. Los ciudadanos no eligen a sus representantes, los eligen los partidos. Los ciudadanos no tienen posibilidad de pedir responsabilidades a estos representantes de los partidos, ni mucho menos revocarlos si su actuación es contraria al bien común o bien excede el mandato depositado en ellos por el conjunto de los electores. El actual sentimiento de impunidad de la casta política ante los numerosos casos de corrupción es total. Las listas electorales de los partidos están plagadas de imputados en casos de corrupción. No hay la más mínima posibilidad de revocarlos.

La partitocracia anula la separación de poderes.

A los candidatos los eligen los partidos.

Los candidatos se instalan en el Parlamento.

El parlamento elige al Presidente del Gobierno y este nombra a su vez al gobierno.

El parlamento legisla en función de las necesidades del gobierno, es decir, siguiendo consignas partidistas. No hay separación de ejecutivo y legislativo. El Ejecutivo debería ser una simple comisión ejecutiva sin lazos con el poder legislativo. El parlamento nombra a algunos jueces. En determinadas instancias judiciales no hay separación de poderes ni la más mínima independencia.

Este esquema favorece al connivencia entre la casta política y las oligarquíaas financiero-empresariales. El pueblo carece de todo mecanismo de control. En el ámbito municipal la corrupción está institucionalizada.

Las medidas adoptadas para favorecer la salida de la crisis combinan, lo peor de los dos mundos.

En un sentido keynesiano, se usaron los fondos públicos para rescatar a los bancos en quiebra. A continuación, se implementaron medidas neoliberales de control del gasto público y flexibilización del mercado laboral, en lo que supone la peor expropiación de bienes y derechos ciudadanos desde el siglo XVIII, o cuando menos desde la abolición de los señoríos jurisdiccionales en 1840. La crisis provocada en comisión por políticos, banqueros y empresarios corruptos se pretende solucionar con la expropiación del pueblo. Los que se han adjudicado todo el beneficio en estos años de burbuja nos dicen ahora que si queremos mantener nuestro nivel de vida debemos trabajar más y ganar menos. Lo dicen en un país donde lo normal es no pagar las horas extras.

Todo esto transforma en ilegítimo el actual poder constituído. El régimen surgido de la Transacción entre la oligarquía de la vieja dictadura y la partitocracia es manifiestamente antidemocrático. Una verdadera democracia necesita separación efectiva de poderes, participación directa del pueblo en la toma de decisiones, abolición de los privilegios de la casta política, mecanismos de evitación de la profesionalización de la política, mecanismos de recusación de servidores públicos indignos, etc. Y lo que es más importante, capacidad de rechazar leyes que estén siendo discutidas en el parlamento mediante iniciativa popular inapelable. Algo muy importante también es la prohibición taxativa de gobernar por decreto a no ser en casos de extrema emergencia pública, como grave desastre natural o agresión militar exterior o interior; por ser éste el principal mecanismo que materializa la fusión de los poderes ejecutivo y legislativo.


2. Qué pasos se deben seguir una vez identificado el problema y consensuada la solución

Ahora que el pueblo está en la calle es necesario transformar este levantamiento en un poder constituyente. Hay distintas maneras de hacer esto, unas más dificultosas que otras. La respuesta del poder constituído al movimiento ya ha quedado más o menos clara: represión y criminalización. Ello era de esperar, es la reacción típica de todo poder constituído ante la emergencia de un nuevo poder constituyente. No sabemos hasta qué niveles de represión y criminalización se atreverán a llegar. Supongo que cuando más avance el movimiento más intensidad adquirirán. Entiendo que es necesario tener un plan de emergencia en caso de que el Estado decida suspender las libertades civiles y cerrar las redes de conexión ciudadana: concentración y huelga general indefinidas hasta que se restablezcan las libertades, como ocurrió en Egipto. Es normal que estén nerviosos todos: políticos, periodistas, empresarios …; esta hola democrática está destinada a barrerlos. La respuesta va a ser dura y hay que contar con esa dureza.

El problema es cómo hacer la reforma. Hay varias vías:

1. Que el parlamento asuma las reivindicaciones del pueblo. Cosa complicada. Ningún poder se suicida a cambio de nada.

2. Un referéndum para la reforma política.

La segunda opción parece más natural. Pero sigue habiendo problemas. Convocar un referéndum presupone tener lista una propuesta de mínimos. Esta propuesta ya ha sido elaborada en la calle. De ganarse la consulta habría que convocar elecciones generales inmediatamente. El parlamento recién elegido automáticamente debería proclamarse en Asamblea Constituyente con el objetivo único de redactar una nueva Constitución. Es imposible que la constitución vigente con todos sus vicios pueda acoger una reforma del calado que necesitan nuestras instituciones democráticas.

A continuación vendría el paso más complejo de dar: la nueva constitución no tiene más remedio que ser republicana. Ello por dos motivos esenciales:

1. Si se quiere construir un régimen verdaderamente democrático es necesario erradicar toda laguna del Estado de Derecho. El Título II debe ser borrado por completo. La Corona es la mayor laguna y la mayor fuente de arbitrariedad de nuestro Estado de Derecho. Ninguna democracia que se precie puede tolerar algo semejante.

2. La monarquía actual es la base del régimen que sanciona la Constitución de 1978, no podemos mover a una sin que se tambalee la otra.

Dicho esto, no veríamos con buenos ojos un régimen republicano presidencialista a la francesa; optaríamos mejor por un sistema de consejos a la suíza.

El liberalismo y las malas compañías que lo perdieron

En primer lugar, entiendo que la crisis económica ha dado paso a una crisis social y finalmente política. A riesgo de simplificar muchísimo, sería este el contexto en que nos movemos.

Me refiero a continuación a lo que llamaría "el discurso liberal o neoliberal oficial". No se trata en ningún caso de lo que hayan dicho los pensadores liberales, ni los teóricos, los economistas o los comentaristas. Sería algo bastante más sencillo y simple a la vez. Serían esas dos o tres recetas que los organismos económico-financieros supranacionales vienen recomendando a los gobiernos desde la crisis del 73 y que se han venido implementando con mayor o menor profundidad en USA y Europa desde principios de los 80. Se trata fundamentalmente de tres:

1. Control de la inflación

2. Control del déficit público.

3. Flexibilización del mercado laboral.


Estas tres recetas han sido aceptadas y aplicadas por todos los gobiernos europeos occidentales desde hace 30 años, con mayor o menor profundidad, con mayor o menor extensión; sin importar el color del gobierno. Se puede decir que todo partido político europeo ha practicado estas medidas una vez ha estado en el gobierno.

Este ha sido también el discurso aceptado por el poder empresarial (solo que ellos hacen hincapié en el tercer punto). Estas recetas, por último, han sido predicadas sobre todo como remedio en tiempos de crisis.

Vayamos ahora al contexto español y miremos a lo que ha pasado aquí en la última década. Resulta que todas las empresas exitosas españolas, sobre todo las más grandes, tienen fuertes lazos con el Estado a través de los gobiernos tanto central como autonómicos. Me refiero sobre todo a las financieras, ingenieras, energéticas y por supuesto las inmobiliarias (el caso de las inmobiliarias y el poder municipal es paradigmático). Las empresas de diseño pienso que se salvan en lo esencial de estos tejemanejes.

Bueno, pues iba a lo siguiente: la paradoja es que esta clase de empresariado, por un lado es cuasi dependiente del poder y ,por otro, hace del discurso liberal su bandera.

Ahora traigamos a colación el origen de la actual crisis política. Una crisis económica (me ahorro enumerar sus elementos, de todos conocidos) cocinada en el tejemaneje del poder político y el empresarial. Unas recetas que cargan el esfuerzo sobre todo en el ciudadano corriente. Un ciudadano corriente que se da cuenta del truco y dice no. Lo interesante de esta crisis es que la gente ha sabido de primera mano, por haberlo sufrido en sus carnes, lo peligroso que es que los partidos tengan un cheque en blanco en las urnas. Se han dado cuenta de que toda esta catástrofe económica y social es en buena parte causada por la falta de controles democráticos al abuso entre el poder político y el empresarial. Y ahora esa gente reclama la reforma del sistema y se echa a la calle. La gente decide por un lado no aceptar las medidas que suponen recortes a sus derechos y por otro reclamar un cambio en los mecanismos de decision democratica que han permitido la connivencia entre partidos politicos y poder inmobiliario y financiero.


El papel de la izquierda. Suele confundir el liberalismo con el discurso liberal que hemos caracterizado. Lo mismo le pasa a buena parte de la ciudadanía que rechaza recetas que considera injustas por impuestas por los propios culpables de la crisis.

La consecuencia es que toda esta evolución de las cosas puede dar al traste con el liberalismo más racional o progresista y no se yo si eso es bueno. Las malas compañias del liberalismo y una época manifiestamente propicia para el keynesianismo pueden hacerlo desaparecer de escena durante muchos años. Por malas compañías entiendo: Bush, Enron y el empresariado currupto, Esperanza Aguirre, el Tea Party americano, la ultraderecha TDT española, el periodismo ultramontano, el caciquismo y la oligarquía, Botín y otros muchísimos compañeros indeseables de viaje para todo liberal que se precie.

Por qué entiendo que estamos entrando en tiempos keynesianos? A lo mejor lo explico otro día.

domingo, 5 de junio de 2011

La inevitabilidad del colapso

Mucho se ha escrito acerca de lo que significa pueblo y lo que no. Lo que ha pasado en Túnez y Egipto nos puede dar una idea. Muchos hablan y establecen un paralelismo con los acontecimientos que terminaron con el muro de Berlín y el comunismo en la Europa del Este a partir de 1989. Yo pienso, sin embargo, que el proceso en el mundo árabe es diferente por dos o tres razones básicas. La primera, lo inesperado del acontecimiento. Si bien es cierto que cuando se inicio el movimiento de 1989, muchos hablaban de que era algo impensable meses atrás, no es menos cierto que era algo predicho, buscado, preparado y negociado hasta la saciedad por la diplomacia occidental: Reagan, Thatcher, el Papa … Los llamados disidentes eran poco menos que dioses en Occidente: Universidades y Fundaciones se los disputaban a la hora de ofrecerles puestos y financiación. En el caso actual de las revoluciones árabes, Occidente solo puede jactarse de haber soportado a los dirigentes hoy caídos, elogiados como puntales de la estabilidad en el mundo árabe y freno al Islamismo radical. Otra diferencia fundamental en mi opinión es que, mientras que en la caída del comunismo, las elites y las personalidades “disidentes” jugaron un papel básico, en la revolución árabe, por el contrario (y a pesar de los intentos de algunos por acaudillarlas y colocarse a su frente aprovechando la onda iniciada por el pueblo), ha sido esencialmente este el que ha empezado y conducido todo el proceso, mientras que los Elbaradei y demás arribistas apenas han tenido eco en el proceso mismo a pesar de que parte de la prensa occidental (El País ha tenido en esto un protagonismo esencial) ha procurado por todos los medios presentarlos como los llamados a dirigir el “proceso de transición”. Una vez mas, y gracias a Internet, han sido los periódicos los que han ido a remolque de los protagonistas y no al revés, como solía ocurrir hasta ahora. Han sido los periódicos los que se han nutrido de la información aportada por los protagonistas y no estos los que se han inspirado en la información aportada por la prensa, como sucedía de aquí para atrás. Quizá el único paralelismo real estribe en la reivindicación de unas mejores condiciones de vida a través de un cambio político.

Lo paradójico es que la primera revolución de la era de Internet posibilita los medios para que el cambio no se deposite meramente en las manos de las elites encargadas de realizar la supuesta “transición”, sino precisamente para todo lo contrario, para que sea el pueblo el que fiscalice, examine y valide el propio proceso. Por razones obvias esto no fue posible en 1989. Una de las muchas cosas que esta en cuestión hoy dia es la democracia representativa en si, nuevas formas de fiscalizar el poder depositado por los ciudadanos en los parlamentos han aparecido sin que nadie las esperara y su importancia no hará mas que aumentar en los próximos anos. La idea de que “democrático” es todo aquello que cumple una determinada formalidad dentro de los sistemas parlamentarios hoy dia consolidados tiene los días contados.

Que clase de inspiración puede obtener la juventud europea de lo ocurrido en el Magreb? Permitirán los jóvenes europeos a sus gobiernos implementar las medidas de recorte que exigen las instituciones financieras a los estados para pagar sus deudas? En primer lugar, habría que distinguir en Europa dos zonas, el Mediterráneo y el centro y norte. En el centro y norte de Europa aun queda un cierto margen de maniobra (a excepción del Reino Unido e Irlanda), la crisis no ha golpeado tan fuerte y el problema de la deuda es menos acuciante. El Mediterráneo será otro cantar. Los jóvenes de España, Italia, Grecia y Portugal tienen un ejemplo demasiado reciente de algo que es ya sabido históricamente: cuando el pueblo no transige, las decisiones tomadas por los gobiernos y refrendadas por los parlamentos (donde esta la separación de poderes?), carecen de efectividad alguna. Ahora el gran obstáculo que enfrentan estos países para cumplir el programa de ahorro estatal exigido por los bancos internacionales es su propia juventud activa; si llega un dia en que los jóvenes digan “no”, los gobiernos no tendrán mas remedio que buscar alternativas y es perfectamente esperable que, como ha ocurrido en el Magreb, algún que otro sistema político se vaya al garete. El pueblo europeo concibe los recortes como una agresión sin precedentes a sus derechos y a su futuro. En el Reino Unido la lista es tan exhaustiva y profunda que llega al paroxismo: el gobierno planea vender incluso los bosques públicos, iniciativa que ya cuenta con una plataforma organizada en su contra. Ni en los sueños mas húmedos de Margaret Thatcher se podía vislumbrar algo parecido a lo que esta en marcha. Y, sin embargo, las políticas de la Dama de Hierro abrieron un periodo de conflictividad social que duró no menos que una década mientras que, por el momento, solo los estudiantes han alzado su voz en contra de la medida del gobierno, ya ejecutada, de subir las matriculas universitarias de 3000 libras al año a 9000.

Los gobiernos occidentales, sobre todo Irlanda, Reino Unido y la Europa mediterránea han cambiado, como es de sentido común, por otro lado, un caos seguro por un caos posible. Viendo que la bancarrota del Estado nos aboca a un caos seguro, se han visto obligados a ahorrar para que no aumente la deuda (gastar menos e intentar ingresar mas) y a emplear mas recursos en pagar a los bancos (destinar a este menester partidas antes dedicadas a protección social, por ejemplo) para intentar reducir esa deuda en la medida de lo posible. El problema es que nadie sabe si este plan va a terminar funcionando, puesto que ha de contar con el pueblo y esta demostrado, y lo del Magreb no es mas que un ejemplo, que el pueblo en situaciones como las que vivimos no es nunca una baza segura. La posibilidad del caos cada vez es menos virtual y con ella la inevitabilidad del colapso.


Publicado en burbuja.info 13/02/11

El Estado de la deuda

En 1993, en una Tierra enteramente iluminada por las luces de la racionalidad económica y la democracia liberal, con el marxismo recién difunto, Derrida decidió escribir un libro sobre Marx que tituló Espectros de Marx. En él proponía una lectura hamletiana del marxismo (sorpréndanse o dejen de hacerlo: el capital es también un libro sobre Shakespeare). El mensaje venía a ser: habéis enterrado a Marx, a ver qué tal se os da lidiar con sus fantasmas. El libro se abre con una emotiva dedicatoria para Chris Hani, líder del partido comunista sudafricano y miembro del ANC de Mandela, que había sido asesinado pocos meses antes por un inmigrante polaco perteneciente a la ultraderecha, como intento de dinamitar las negociaciones para terminar con el Apartheid. (Recientemente, el tiránico líder de la ultraderecha bóer fue asesinado por dos de sus trabajadores, generando una ola de júbilo entre los jornaleros negros de su plantación). La dedicatoria por sí misma merece dedicarle tiempo. Está escrita en un momento de triunfo (la Historia se había terminado, culminado). Los protagonistas procedían de lugares inciertos. Un inmigrante polaco, recién se había sacudido el yugo del socialismo real. Un comunista negro, africano, bajo el yugo del apartheid. Probablemente el inmigrante polaco sentía algún tipo de legitimidad al actuar contra un "co-responsable" de la tiranía sufrida en su carne. Trágica abstracción que el paisaje sudafricano no pudo remediar. ¿Cómo iba a ser lo mismo el comunismo del negro que el del polaco? Una confusión de relatos. Madres que hacen cola ante tiendas vacías. Las tiendas estaban repletas, pero no para nosotros. "Un nombre por otro", reza la dedicatoria", un hombre por otro. La época estaba fuera de quicio, los fantasmas tomaban la escena. Había culminado lo que empezó durante los años de invierno de los primeros 80 (Guattari), thacherismo, reaganomics... y ahora ese culmen ha estallado en la deuda. En el medio, el estado de excepción universal decretado en la Usa Patriot Act*, que si sirvió para un roto, bien podría servir para un descosido. "El trabajo del duelo, el estado de la deuda y la Nueva Internacional", subtítulo del libro. El triunfo era demasiado arrollador, incluso para Derrida. La cuentas pueden saldarse, la deuda es una incógnita. Los políticos europeos están apunto de contraer una deuda infinita con la sociedad, evito escribir "ciudadano" o "ciudadanía" a propósito. El fantasma siempre busca saldar un agravio. La deuda es el espíritu de la época, el fantasma.


Gran alegría el mensaje de ayer de Godard: «Queridos amigos: debido a problemas de tipo griego no podré ser vuestro invitado a Cannes. Amistosamente, Jean-Luc Godard».


*342 páginas con este encabezamiento: "To deter and punish terrorist acts in the United States and around the world, to enhance law enforcement investigatory tools, and for other purposes." "Y para otros propósitos".


Publicado en mesetas.net 19/05/10